Primero le salen flores - antes que las hojas- al tamarisco de hoja pequeña (Tamarix parviflora), de color rosa que contrasta con las hojas verdes de la otra especie; su tallo tiene rugosidades patentes.
Un poco más tarde florece otro taray (Tamarix gallica), con flores de color blanco y el tallo más liso. Aunque en en setiembre y octubre, si hace buen tiempo, pueden aparecer algunas flores.
Y, a la altura de la escalera seis, un ejemplar de taray (Tamarix africana) que también se utiliza como ornamental (se ve en el parque del Rinconín). Esta especie tiene las ramas verdes y no florecidas cuando los otros a finales de abril lo están haciendo, su tronco es rugoso como el de Tamarix parviflora. Tanto parviflora como africana tienen las hojas de un color verde amarillento, mientras que las de gallica con de un color verde azulado o glauco.
En la siguiente imagen, de finales de abril, se puede observar a la derecha la floración llamativa de T. parviflora, contrastando con la copa verde, (el tronco tapado por la farola) de T. sp. La copa de éste último también es más densa y achaparrada que la de T. gallica, la cual sobresale por arriba y detrás, con el tronco liso y alguna flor blanquecina ya despuntando.
Si atravesamos la calle, entonces podemos observar los parterres centrales, donde se alternan los cubiertos por el gazón de España (Armeria maritima Rosencheleier)
y los ocupados con flora de temporada que ya vimos en el post anterior: tagetes recta, salvia roja, petunias y cóleos.
Hay que cruzar definitivamente al otro lado para, en este tramo del paseo, encontrar más especies, cultivadas en pequeños jardines. El primero, a la altura de la escalera 7, presenta un aspecto cuidado; sobresalen la palmera cordiline y un gran arbusto de pitosporo del Japón,
Bajo ellos hebe (Hebe franciscana)
y espliego (Lavandula angustifolia)
A la altura de la escalera 13, otro jardincillo. Aquí encontramos sólo un arbusto de griñolera lechosa (Cotoneaster lacteus) y una palmera cordiline, rodeados de un césped con margaritas, trébol blanco y barbadejos, ya vistos en los jardines del Náutico.
Y el último jardín, a la altura de la escalera 14, frente a Don Pelayo, con la mayor variedad de plantas de la zona y estupendamente conservado por una de sus vecinas.
Está rodeado en gran parte por boj (Buxus sempervirens)
y en el interior abelia de hoja grande (Abelia x grandiflora),
griñolera lechosa (Cotoneaster lacteus),
otra griñolera (cotoneaster sp, que habrá que esperar a ver frutos y flores para concretar la especie),
ciprés de Portugal (Cupressus lusitanica),
enebro común (Juniperus communis),
pitosporo del Japón (Pittosporum tobira),
hortensia de hoja grande (Hydrangea macrophylla),
falso helecho macho (Dryopteris affinis),
Gazania (Gazania splendens),
aloe (Aloe mitriformis)
mastuerzo marino (Lobularia maritima),
un rosal (rosa sp),
calas (Zantedeschia aethiopica),
caña de indias (Canna indica),
y entre las silvestres, hierba cana (Senecio vulgaris), que duró poco,
y la lecherina (Euphorbia peplus), que aguantó más la limpieza del jardín.
2 comentarios:
Boaquiabierto me estoy quedando con esta serie..
Gracias Senén, yo también me estoy asombrando de lo que puede encontrarse en zonas urbanas.
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