La enorme escultura que domina el cerro y ahora sirve de logotipo a la ciudad, propicia las visitas de foráneos, mientras que los habituales aprovechan el césped rasurado para tomar el sol o llevar los perros a pasar. En este verde destacan las habituales de nuestros prados: margaritas (Bellis perennis),
llantel de les muries (Geranium molle),
y la alfalfa lupulina (Medicago lupulina)
Entre el barullín, aves de paso buscan su alimento, como el bistita pratense (Anthus pratensis), que lo hace de varios tipos de insectos
entre ellos un curculiónido (Malvapion cf malvae)
el cual a su vez parasita a las malvas silvestres frecuentes
Otros escarabajos crisomélidos diminutos (Podagrica cf fuscicornis)
y el chinche rojo (Phyrrocoris apterus) también hincan sus mandíbulas en la malva.
No los desaprovechan los pinzones comunes (Fringilla coelebens)
la urraca (Pica pica), que tampoco desprecia los higos
y anida en uno de los extremos
o el visitante zorzal alirrojo (Turdus iliacus)
Aves residentes hacen lo mismo: la
lavandera blanca (Motacilla alba)
busca insectos voladores como el sírfido Episyrphus balteatus
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